MES DE MARÍA - DÍA 2 DE DICIEMBRE


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MARÍA, MADRE DEL REY

Saludamos a nuestro Dios: En el nombre Ì del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Oración inicial para todos los días del mes (Ver columna derecha de esta página).

Presentación de la Palabra de Dios: La solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del universo, cierra el año litúrgico. Un año más en el que se nos ha ofrecido la posibilidad de caminar tras los pasos de Jesús en su seguimiento. Y yendo, con María, tras los pasos del Maestro, hallamos la oportunidad de aprender de Él, escuchar lo que dice, ver lo que hace y procurar comprender “su lógica”–que no pocas veces nos desborda-, como la “lógica” propia de Dios.

Texto bíblico:

Ì Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 25, 31-46

Jesús dijo a sus discípulos: "Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso. Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos, y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a la izquierda. Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: 'Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver'. Los justos le responderán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?”. Y el Rey les responderá: 'Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo'. Luego dirá a los de la izquierda: 'Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles, porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber; estaba de paso, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron'. Estos, a su vez, le preguntarán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?'. Y él les responderá: 'Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo'. Estos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna.

Palabra del Señor.

Reflexión

Las fuentes no admiten dudas. Jesús vive volcado hacia aquellos que ve necesitados de ayuda. Es incapaz de pasar de largo. Ningún sufrimiento le es ajeno. Se identifica con los más pequeños y desvalidos y hace por ellos todo lo que puede. Para él la compasión es lo primero. El único modo de parecernos a Dios: «Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo».

¿Cómo nos va a extrañar que, al hablar del Juicio final, Jesús presente la compasión como el criterio último y decisivo que juzgará nuestras vidas y nuestra identificación con él? ¿Cómo nos va a extrañar que se presente identificado con todos los pobres y desgraciados de la historia?

Según el relato de Mateo, comparecen ante el Hijo del Hombre, es decir, ante Jesús, el compasivo, «todas las naciones». No se hacen diferencias entre «pueblo elegido» y «pueblo pagano». Nada se dice de las diferentes religiones y cultos. Se habla de algo muy humano y que todos entienden: ¿Qué hemos hecho con todos los que han vivido sufriendo?

El evangelista no se detiene propiamente a describir los detalles de un juicio. Lo que destaca es un doble diálogo que arroja una luz inmensa sobre nuestro presente, y nos abre los ojos para ver que, en definitiva, hay dos maneras de reaccionar ante los que sufren: nos compadecemos y les ayudamos, o nos desentendemos y los abandonamos.

El que habla es un Juez que está identificado con todos los pobres y necesitados: «Cada vez que ayudaron a uno de estos mis pequeños hermanos, lo hicieron conmigo». Quienes se han acercado a ayudar a un necesitado, se han acercado a él. Por eso han de estar junto a él en el reino: «Vengan, benditos de mi Padre».

Luego se dirige a quienes han vivido sin compasión: «Cada vez que no ayudaron a uno de estos pequeños, lo dejaron de hacer conmigo». Quienes se han apartado de los que sufren, se han apartado de Jesús. Es lógico que ahora les diga: «Apártense de mí». Sigan su camino...


Nuestra vida se está jugando ahora mismo. No hay que esperar ningún juicio. Ahora nos estamos acercando o alejando de los que sufren. Ahora nos estamos acercando o alejando de Cristo. Ahora estamos decidiendo nuestra vida.

Oremos

Oremos con María a Jesús, nuestro Rey, para que reine en medio de todos por el poder de su amor.

1.      Jesús Nazareno, Señor, rey del universo, que fundaste la Iglesia como sacramento de salvación. Te pedimos por todos los bautizados. Bendice a nuestros Pastores y fortalece a todas las comunidades cristianas para que vivamos los valores de tu Reino.

2.      Jesús Nazareno, rey del universo, que viniste a hacer de nosotros un pueblo libre. Te pedimos por los líderes de las naciones para que amen la libertad y la promuevan en sus  países.

3.      Jesús Nazareno, Señor, rey del universo, que viniste a hacer de nosotros un pueblo de hermanos. Te pedimos por los que respetan y defienden la dignidad y los derechos de los demás, para que extirpemos del mundo toda forma de violencia contra los creyentes.

4.      Jesús Nazareno, Señor, rey del universo, que viniste a hacer de nosotros un pueblo misionero. Te pedimos por los católicos discriminados y perseguidos por vivir su fe y por cada uno de nosotros para que vivamos conscientes de ser tus discípulos misioneros. 

5.      Jesús Nazareno, Señor, rey del universo, que  viniste a hacer de nosotros un pueblo que viva en la verdad.  Te pedimos por los hermanos en cuyas palabras y obras podemos confiar y por nosotros para que vivamos tu Evangelio con sinceridad.

6.      Jesús Nazareno, Señor, rey del universo, que viniste a hacer de nosotros un pueblo de servidores. Te pedimos por todos los que ayudan y atienden a los demás, y por cada uno de nosotros para que luchemos contra el egoísmo que nos aísla.

7.      Jesús Nazareno, Señor, rey del universo, que viniste a hacer de nosotros un pueblo de esperanza. Te pedimos por todos los que se esfuerzan con optimismo, trabajando por todo lo bueno, y también, por cada uno de nosotros para que venzamos el pesimismo y desaliento.

8.      Jesús Nazareno, Señor y Rey nuestro, enséñanos a compartir las cargas de nuestros hermanos. Ven a reinar en nuestras familias. Danos fortaleza para transformar nuestro mundo, empezando por nuestra casa, con el poder de tu Evangelio.

Señor Jesús que tu reinado crezca entre nosotros como un reino de justicia, amor y paz, que la luz de tu verdad nos ilumine a todos y que tu amor servicial esté vivo en todos nosotros. Tu que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

(Añada las oraciones que vienen a su corazón con la escucha de la Palabra).

Oración final para todos los días del mes. (Ver columna derecha de esta página).

Conclusión

Por intercesión de María, nos bendiga Dios Todopoderoso, Ì Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.