MES DE MARÍA - 4 DICIEMBRE



MARÍA, MISIONERA DEL HIJO

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(Regula los parlantes y dale play)



Saludamos a nuestro Dios: En el nombre  del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Oración inicial para todos los días del mes (Ver columna derecha de esta página).

Presentación de la Palabra de Dios: Al cristiano, ayer y hoy, se le reconoce en primer lugar por su testimonio, a la vez que por salir al encuentro del otro, de la otra. Veamos hoy, cómo aconteció esto en la vida de la Virgen María.

Texto bíblico: Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 1, 49-53

“Su nombre es santo,
y su misericordia es eterna
con aquellos que le honran.

Su nombre es santo,
actuó con la fuerza de su brazo
y dispersó a los de corazón soberbio.

Derribó de sus tronos a los poderosos
y engrandeció a los humildes.

Colmó de bienes a los hambrientos
y a los ricos despidió sin nada”.

Palabra del Señor.

Reflexión:

El canto del Magníficat que trae la espiritualidad de la Virgen María que le brota desde su corazón gozoso, refleja el gozo del espíritu en Dios. Expresa que ha encontrado su plenitud en el llamado del Señor.

Es consciente de que en ella se realiza la promesa hecha a los padres y ante todo “en favor de Abraham y su descendencia por siempre” (Lc 1, 55).

“Proclama con fuerza la verdad no ofuscada sobre Dios: el Dios Santo y todopoderoso, que desde el comienzo es la fuente de todo don, aquél que “ha hecho obras grandes”. Creando al hombre, le da la dignidad de la imagen y semejanza con Él de manera singular respecto de todas las criaturas terrenas”.

Y en este tiempo, “proclama que, Dios se da en el Hijo: Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único. María es el primer testimonio de esta maravillosa verdad”.

Para la Iglesia, esto se convierte en un desafío para su renovado empeño misionero.

Tres son las actitudes que del conjunto del cántico podemos obtener para el discípulo misionero:

-   Gozo por la acción de Dios en la historia, donde él revela su rostro misericordioso, poderoso, santo y fiel,

-   solidaridad con el pueblo,

-   esperanza en el cumplimiento de las promesas.

Oremos

Nuestra historia es el paso de la gracia de Dios en donde se nos revela su rostro misericordioso. Oremos para que como comunidad podamos reflejar el amor de Dios en nuestro medio.

Oremos por todas las personas que tienen fe en el Dios de Jesucristo, para que demos un testimonio de justicia y solidaridad con el pueblo de Dios.

Pidámosle al Dios que alimenta nuestra esperanza, que nos mantenga fieles en la confianza del cumplimiento de sus promesas.

Padre del cielo que envías a tu Hijo Jesús al mundo, para colmar nuestras esperanzas, y ofrecernos un futuro mejor y eterno, aumenta nuestra fe y nuestro amor por ti y los hermanos.

Señor Dios nuestro, tú nos amas y por eso esperas que practiquemos tu bondad y tu justicia. Que Jesús permanezca con nosotros para que tus anhelos y los nuestros se hagan realidad.

(Añada las oraciones que vienen a su corazón con la escucha de la Palabra).

Oración final para todos los días del mes. (Ver columna derecha de esta página).

Conclusión

Nos bendiga Dios Todopoderoso, ✜ Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.