MES DE MARÍA - 7 DE DICIEMBRE




CONTIGO VIRGEN MARÍA, 
HASTA EL FIN DE LOS TIEMPOS

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(Regula los parlantes y dale play)


Saludamos a nuestro Dios: En el nombre  del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Oración inicial para todos los días del mes (Ver columna derecha de esta página).

Presentación de la Palabra de Dios: La esperanza cristiana se vive ya aquí, en este mundo, pero tiene su culminación en el encuentro definitivo con Dios. En el siguiente texto bíblico veremos que también la Virgen es parte de ese encuentro. Contemplemos este misterio de la fe en la oración de hoy.

Texto bíblicoLectura del libro del Apocalipsis 12, 1-2

“Una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza. Estaba encinta y las angustias del parto le arrancaban gemidos de dolor”.
Palabra de Dios

Reflexión:

El texto es complejo, puesto que recoge variados elementos simbólicos.

La mujer simboliza al pueblo de Dios, identificado:

-   Primero con el Israel fiel a Dios, que sufre los dolores de parto, hasta dar a luz al Mesías prometido,

-   y luego con la Iglesia, el pueblo de los que creen en Jesús, que está dando continuamente a luz a Cristo en el misterio pascual.

La mujer vestida de sol, simboliza también a la figura de la Madre de Jesús, nueva Eva, representante eminente del pueblo de Dios.

¿Pero qué nos deja el texto, para nuestra vida hoy?

La Virgen está en medio de su pueblo, como figura destacada. Con nosotros y acogida por nosotros como pueblo de Dios, nos sigue acercando y entregando a su Hijo para una plenitud humana y definitiva en el Reino de Dios.

Aquélla de la Encarnación, anunciada al comienzo, es confirmada en el Apocalipsis, libro de las realidades últimas de la Iglesia y del mundo, donde vuelve de nuevo la señal de la «mujer», esta vez «vestida del sol» (Ap 12, 1).

Oremos

Oremos al Señor una vez más suplicando el don de la perseverancia hasta que Él vuelva, para que nos encuentre bajo el manto de María.

Pidamos por la Iglesia, para que la Virgen la purifique siempre, de manera que pueda presentarse al Señor junto aquélla que inspira su maternidad y que luce “vestida de sol”.

Demos gracias por nuestro continente mayoritariamente cristiano y mariano, para que cada vez más se haga discípulo y misionero con la profundidad de la fe de María.

Demos gracias al Señor por la presencia silenciosa y profunda de la Virgen en los santuarios de América, que nos muestran la fuerza misionera de María, y pidamos por ellos para que sean ese pulmón espiritual que nuestra sociedad necesita.

Oremos también por todas las expresiones religiosas que reconocen en María la madre y maestra que inspira su devoción y seguimiento al Señor, para que cada vez profundicen su identidad cristiana y misionera.

Recordemos y pongamos en la presencia del Señor a todos los peregrinos que al final del Mes de María irán a los Santuarios llevando sus oraciones y agradecimientos al Señor por medio de la Virgen.

Padre del cielo que envías a tu Hijo Jesús al mundo, para colmar nuestras esperanzas, y ofrecernos un futuro mejor y eterno, aumenta nuestra fe y nuestro amor por ti y los hermanos.

Señor Dios nuestro, tú nos amas y por eso esperas que practiquemos tu bondad y tu justicia. Que Jesús permanezca con nosotros para que tus anhelos y los nuestros se hagan realidad.

(Añada las oraciones que vienen a su corazón con la escucha de la Palabra).

Oración final para todos los días del mes. (Ver columna derecha de esta página).

Conclusión

Nos bendiga Dios Todopoderoso,  Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.



MES DE MARÍA - 6 DE DICIEMBRE


MARÍA, MISIONERA DE LAS MULTITUDES


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Saludamos a nuestro Dios: En el nombre  del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Oración inicial para todos los días del mes (Ver columna derecha de esta página).

Presentación de la Palabra de Dios: Ser discípula implica la dimensión misionera. Meditemos hoy el llamado que Aparecida nos hace desde la Virgen María.

Texto bíblico: Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas: 1,39-48

En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea, y entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la criatura saltó en su seno.

Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantando la voz, exclamó: "¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor".

Entonces dijo María: "Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava".

Palabra del Señor.
Reflexión:

“María es la gran misionera, continuadora de la misión de su Hijo y formadora de misioneros. Ella, así como dio a luz al Salvador del mundo, trajo el Evangelio a nuestra América. En el acontecimiento guadalupano, presidió, junto al humilde Juan Diego, el Pentecostés que nos abrió a los dones del Espíritu. Desde entonces, son incontables las comunidades que han encontrado en ella la inspiración más cercana para aprender cómo ser discípulos y misioneros de Jesús.

Con gozo, constatamos que se ha hecho parte del caminar de cada uno de nuestros pueblos, entrando profundamente en el tejido de su historia y acogiendo los rasgos más nobles y significativos de su gente. Las diversas advocaciones y los santuarios esparcidos a lo largo y ancho del Continente testimonian la presencia cercana de María a la gente y, al mismo tiempo, manifiestan la fe y la confianza que los devotos sienten por ella. Ella les pertenece y ellos la sienten como madre y hermana”.  (Cfr. DA 269.)

El texto es muy evidente en su mensaje. La Virgen María es la misionera del hogar, del trabajo, en medo de la multitud. En el gozo y en la esperanza. En la alegría y en la  tristeza.

Los invitamos a poner en común hoy, dónde y en qué circunstancias de nuestra vida nos hemos encontrado con la Virgen María.

De acuerdo a lo que vayamos señalando, se nos irá haciendo mucho mas evidente la presencia misionera de María.

Oremos

Demos gracias al Señor por la presencia silenciosa y profunda de la Virgen en los santuarios de América, que nos muestran la fuerza misionera de María, y pidamos por ellos para que sean ese pulmón espiritual que nuestra sociedad necesita.

Oremos también por todas las expresiones religiosas que reconocen en María la madre y maestra que inspira su devoción y seguimiento al Señor, para que cada vez profundicen su identidad cristiana y misionera.

Recordemos y pongamos en la presencia del Señor a todos los peregrinos que al final del Mes de María irán a los Santuarios llevando sus oraciones y agradecimientos al Señor por medio de la Virgen.

Padre del cielo que envías a tu Hijo Jesús al mundo, para colmar nuestras esperanzas, y ofrecernos un futuro mejor y eterno, aumenta nuestra fe y nuestro amor por ti y los hermanos.

Señor Dios nuestro, tú nos amas y por eso esperas que practiquemos tu bondad y tu justicia. Que Jesús permanezca con nosotros para que tus anhelos y los nuestros se hagan realidad.

(Añada las oraciones que vienen a su corazón con la escucha de la Palabra).

Oración final para todos los días del mes. (Ver columna derecha de esta página).

Conclusión

Nos bendiga Dios Todopoderoso,  Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.




MES DE MARÍA - 5 DE DICIEMBRE



MARÍA, LUZ EN LOS LLAMADOS DE LA IGLESIA
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Saludamos a nuestro Dios: En el nombre  del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Oración inicial para todos los días del mes (Ver columna derecha de esta página).

Presentación de la Palabra de Dios: María, madre de los discípulos de Jesús, vivió de modo excelente y único la relación con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Texto bíblico: Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 28, 16 - 20

Por su parte, los Once discípulos partieron para Galilea,
al monte que Jesús les había indicado.
Cuando vieron a Jesús, se postraron ante él,
aunque algunos todavía dudaban.

Jesús se acercó y les habló así:
«Me ha sido dada toda autoridad en el Cielo y en la tierra.
Vayan, pues, y hagan que
todos los pueblos sean mis discípulos.
Bautícenlos en el Nombre del Padre
y del Hijo y del Espíritu Santo,

y enséñenles a cumplir todo
lo que yo les he encomendado a ustedes.
Yo estoy con ustedes todos los días
hasta el fin de la historia.
Palabra del Señor.

Reflexión:
El documento de Aparecida nos invita a estar en la escuela de María discípula del Señor, meditemos este texto que se nos presenta como una síntesis:

“La máxima realización de la existencia cristiana como un vivir trinitario de «hijos en el Hijo» nos es dada en la Virgen María quien, por su fe y obediencia a la voluntad de Dios, así como por su constante meditación de la Palabra y de las acciones de Jesús, es la discípula más perfecta del Señor.

(…) María, con su fe, llega a ser el primer miembro de la comunidad de los creyentes en Cristo, y también se hace colaboradora en el renacimiento espiritual de los discípulos. Del Evangelio, emerge su figura de mujer libre y fuerte, conscientemente orientada al verdadero seguimiento de Cristo. Ella ha vivido por entero toda la peregrinación de la fe como madre de Cristo y luego de los discípulos, sin que le fuera ahorrada la incomprensión y la búsqueda constante del proyecto del Padre. Alcanzó, así, a estar al pie de la cruz en una comunión profunda, para entrar plenamente en el misterio de la Alianza”.

Este texto que es como una síntesis del recorrido que hemos realizado en este Mes de María.

Destaca la vivencia de María en la Santísima Trinidad.

Con fe y obediencia a Dios.

Con meditación de la palabra y de las acciones de Jesús.

Ella es por esto madre y modelo de los discípulos.

Oremos

Oremos por todos los bautizados, que hemos recibido la gracia en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, para que entrando en comunión con la Santísima Trinidad sepamos vivir como discípulos.

Pidamos al Seños crecer en la capacidad de discernir su voluntad, y con la comunidad ponerla al servicio del Reino.

Oremos también para que nuestro discipulado se haga en comunión con las búsquedas de la sociedad de manera que en ella busquemos las necesidades de formación para un mejor servicio al mundo.

Padre del cielo que envías a tu Hijo Jesús al mundo, para colmar nuestras esperanzas, y ofrecernos un futuro mejor y eterno, aumenta nuestra fe y nuestro amor por ti y los hermanos.

Señor Dios nuestro, tú nos amas y por eso esperas que practiquemos tu bondad y tu justicia. Que Jesús permanezca con nosotros para que tus anhelos y los nuestros se hagan realidad.

(Añada las oraciones que vienen a su corazón con la escucha de la Palabra).

Oración final para todos los días del mes. (Ver columna derecha de esta página).

Conclusión

Nos bendiga Dios Todopoderoso,  Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.




MES DE MARÍA - 4 DICIEMBRE



MARÍA, MISIONERA DEL HIJO

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Saludamos a nuestro Dios: En el nombre  del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Oración inicial para todos los días del mes (Ver columna derecha de esta página).

Presentación de la Palabra de Dios: Al cristiano, ayer y hoy, se le reconoce en primer lugar por su testimonio, a la vez que por salir al encuentro del otro, de la otra. Veamos hoy, cómo aconteció esto en la vida de la Virgen María.

Texto bíblico: Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 1, 49-53

“Su nombre es santo,
y su misericordia es eterna
con aquellos que le honran.

Su nombre es santo,
actuó con la fuerza de su brazo
y dispersó a los de corazón soberbio.

Derribó de sus tronos a los poderosos
y engrandeció a los humildes.

Colmó de bienes a los hambrientos
y a los ricos despidió sin nada”.

Palabra del Señor.

Reflexión:

El canto del Magníficat que trae la espiritualidad de la Virgen María que le brota desde su corazón gozoso, refleja el gozo del espíritu en Dios. Expresa que ha encontrado su plenitud en el llamado del Señor.

Es consciente de que en ella se realiza la promesa hecha a los padres y ante todo “en favor de Abraham y su descendencia por siempre” (Lc 1, 55).

“Proclama con fuerza la verdad no ofuscada sobre Dios: el Dios Santo y todopoderoso, que desde el comienzo es la fuente de todo don, aquél que “ha hecho obras grandes”. Creando al hombre, le da la dignidad de la imagen y semejanza con Él de manera singular respecto de todas las criaturas terrenas”.

Y en este tiempo, “proclama que, Dios se da en el Hijo: Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único. María es el primer testimonio de esta maravillosa verdad”.

Para la Iglesia, esto se convierte en un desafío para su renovado empeño misionero.

Tres son las actitudes que del conjunto del cántico podemos obtener para el discípulo misionero:

-   Gozo por la acción de Dios en la historia, donde él revela su rostro misericordioso, poderoso, santo y fiel,

-   solidaridad con el pueblo,

-   esperanza en el cumplimiento de las promesas.

Oremos

Nuestra historia es el paso de la gracia de Dios en donde se nos revela su rostro misericordioso. Oremos para que como comunidad podamos reflejar el amor de Dios en nuestro medio.

Oremos por todas las personas que tienen fe en el Dios de Jesucristo, para que demos un testimonio de justicia y solidaridad con el pueblo de Dios.

Pidámosle al Dios que alimenta nuestra esperanza, que nos mantenga fieles en la confianza del cumplimiento de sus promesas.

Padre del cielo que envías a tu Hijo Jesús al mundo, para colmar nuestras esperanzas, y ofrecernos un futuro mejor y eterno, aumenta nuestra fe y nuestro amor por ti y los hermanos.

Señor Dios nuestro, tú nos amas y por eso esperas que practiquemos tu bondad y tu justicia. Que Jesús permanezca con nosotros para que tus anhelos y los nuestros se hagan realidad.

(Añada las oraciones que vienen a su corazón con la escucha de la Palabra).

Oración final para todos los días del mes. (Ver columna derecha de esta página).

Conclusión

Nos bendiga Dios Todopoderoso, ✜ Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.







MES DE MARÍA - 3 DE DICIEMBRE


MARÍA: MAESTRA DE LA FE

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Saludamos a nuestro Dios: En el nombre  del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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Presentación de la Palabra de Dios: Reconocemos hoy los frutos de la fe en este cántico de María que por desborde de gozo y gratitud proclama al mundo.

Texto bíblicoEvangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 1, 46-49

“Entonces María dijo:

Mi alma glorifica al Señor,
y mi espíritu se alegra
en Dios mi Salvador,
porque ha mirado
la humildad de su sierva.

Desde ahora me llamarán
dichosa todas las generaciones,
porque ha hecho de mí
cosas grandes el Poderoso”.


Palabra del Señor.

Reflexión:

“Desde ahora me llamarán dichosa”. Isabel le ha dicho: “Feliz porque has creído”. En esta Iglesia que peregrina, ella es reconocida como modelo de fe, como la que avanza en la peregrinación de la fe participando como ninguna otra en la vida de Cristo. Ella reúne y refleja las más grandes exigencias de la fe.

“Por la fe, María acogió la palabra del Ángel y creyó en el anuncio de que sería la Madre de Dios en la obediencia de su entrega (cfr. Lc 1, 38). En la visita a Isabel entonó su canto de alabanza al Omnipotente por las maravillas que hace en quienes se encomiendan a Él (cfr. Lc 1, 46-55). Con gozo y temblor dio a luz a su único hijo, manteniendo intacta su virginidad (cfr. Lc 2, 6-7). Confiada en su esposo José, llevó a Jesús a Egipto para salvarlo de la persecución de Herodes (cfr. Mt 2, 13-15). Con la misma fe siguió al Señor en su predicación y permaneció con Él hasta el Calvario (cfr. Jn 19, 25-27). Con fe, María saboreó los frutos de la resurrección de Jesús y, guardando todos los recuerdos en su corazón (cfr. Lc 2, 19.51), los transmitió a los Doce, reunidos con ella en el Cenáculo para recibir el Espíritu Santo (cfr. Hch 1, 14; 2, 1-4)”

Así, en la Iglesia de los primeros tiempos y en la de siempre, María ha sido y es sobre todo la que es feliz porque ha creído. Ha sido la primera en creer.

Oremos

Oremos ante los testigos de la fe, que como María desbordan en gozo, para que siguiendo su ejemplo reflejemos lo que profesamos.

Para que las maravillas que el Señor realiza en nuestra familia, la comunidad, la creación, sean otro motivo para la acción misionera de todos nosotros.

Pidamos también por los cristianos tristes y desesperanzados, para que alimentados por la palabra y los sacramentos, así como por el servicio a los demás, tengan la alegría del discípulo.

Padre del cielo que envías a tu Hijo Jesús al mundo, para colmar nuestras esperanzas, y ofrecernos un futuro mejor y eterno, aumenta nuestra fe y nuestro amor por ti y los hermanos.

Señor Dios nuestro, tú nos amas y por eso esperas que practiquemos tu bondad y tu justicia. Que Jesús permanezca con nosotros para que tus anhelos y los nuestros se hagan realidad.

(Añada las oraciones que vienen a su corazón con la escucha de la Palabra).

Oración final para todos los días del mes. (Ver columna derecha de esta página).

Conclusión

Nos bendiga Dios Todopoderoso,  Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.





MES DE MARÍA - DÍA 2 DE DICIEMBRE


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MARÍA, MADRE DEL REY

Saludamos a nuestro Dios: En el nombre Ì del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Oración inicial para todos los días del mes (Ver columna derecha de esta página).

Presentación de la Palabra de Dios: La solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del universo, cierra el año litúrgico. Un año más en el que se nos ha ofrecido la posibilidad de caminar tras los pasos de Jesús en su seguimiento. Y yendo, con María, tras los pasos del Maestro, hallamos la oportunidad de aprender de Él, escuchar lo que dice, ver lo que hace y procurar comprender “su lógica”–que no pocas veces nos desborda-, como la “lógica” propia de Dios.

Texto bíblico:

Ì Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 25, 31-46

Jesús dijo a sus discípulos: "Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso. Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos, y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a la izquierda. Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: 'Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver'. Los justos le responderán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?”. Y el Rey les responderá: 'Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo'. Luego dirá a los de la izquierda: 'Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles, porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber; estaba de paso, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron'. Estos, a su vez, le preguntarán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?'. Y él les responderá: 'Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo'. Estos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna.

Palabra del Señor.

Reflexión

Las fuentes no admiten dudas. Jesús vive volcado hacia aquellos que ve necesitados de ayuda. Es incapaz de pasar de largo. Ningún sufrimiento le es ajeno. Se identifica con los más pequeños y desvalidos y hace por ellos todo lo que puede. Para él la compasión es lo primero. El único modo de parecernos a Dios: «Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo».

¿Cómo nos va a extrañar que, al hablar del Juicio final, Jesús presente la compasión como el criterio último y decisivo que juzgará nuestras vidas y nuestra identificación con él? ¿Cómo nos va a extrañar que se presente identificado con todos los pobres y desgraciados de la historia?

Según el relato de Mateo, comparecen ante el Hijo del Hombre, es decir, ante Jesús, el compasivo, «todas las naciones». No se hacen diferencias entre «pueblo elegido» y «pueblo pagano». Nada se dice de las diferentes religiones y cultos. Se habla de algo muy humano y que todos entienden: ¿Qué hemos hecho con todos los que han vivido sufriendo?

El evangelista no se detiene propiamente a describir los detalles de un juicio. Lo que destaca es un doble diálogo que arroja una luz inmensa sobre nuestro presente, y nos abre los ojos para ver que, en definitiva, hay dos maneras de reaccionar ante los que sufren: nos compadecemos y les ayudamos, o nos desentendemos y los abandonamos.

El que habla es un Juez que está identificado con todos los pobres y necesitados: «Cada vez que ayudaron a uno de estos mis pequeños hermanos, lo hicieron conmigo». Quienes se han acercado a ayudar a un necesitado, se han acercado a él. Por eso han de estar junto a él en el reino: «Vengan, benditos de mi Padre».

Luego se dirige a quienes han vivido sin compasión: «Cada vez que no ayudaron a uno de estos pequeños, lo dejaron de hacer conmigo». Quienes se han apartado de los que sufren, se han apartado de Jesús. Es lógico que ahora les diga: «Apártense de mí». Sigan su camino...


Nuestra vida se está jugando ahora mismo. No hay que esperar ningún juicio. Ahora nos estamos acercando o alejando de los que sufren. Ahora nos estamos acercando o alejando de Cristo. Ahora estamos decidiendo nuestra vida.

Oremos

Oremos con María a Jesús, nuestro Rey, para que reine en medio de todos por el poder de su amor.

1.      Jesús Nazareno, Señor, rey del universo, que fundaste la Iglesia como sacramento de salvación. Te pedimos por todos los bautizados. Bendice a nuestros Pastores y fortalece a todas las comunidades cristianas para que vivamos los valores de tu Reino.

2.      Jesús Nazareno, rey del universo, que viniste a hacer de nosotros un pueblo libre. Te pedimos por los líderes de las naciones para que amen la libertad y la promuevan en sus  países.

3.      Jesús Nazareno, Señor, rey del universo, que viniste a hacer de nosotros un pueblo de hermanos. Te pedimos por los que respetan y defienden la dignidad y los derechos de los demás, para que extirpemos del mundo toda forma de violencia contra los creyentes.

4.      Jesús Nazareno, Señor, rey del universo, que viniste a hacer de nosotros un pueblo misionero. Te pedimos por los católicos discriminados y perseguidos por vivir su fe y por cada uno de nosotros para que vivamos conscientes de ser tus discípulos misioneros. 

5.      Jesús Nazareno, Señor, rey del universo, que  viniste a hacer de nosotros un pueblo que viva en la verdad.  Te pedimos por los hermanos en cuyas palabras y obras podemos confiar y por nosotros para que vivamos tu Evangelio con sinceridad.

6.      Jesús Nazareno, Señor, rey del universo, que viniste a hacer de nosotros un pueblo de servidores. Te pedimos por todos los que ayudan y atienden a los demás, y por cada uno de nosotros para que luchemos contra el egoísmo que nos aísla.

7.      Jesús Nazareno, Señor, rey del universo, que viniste a hacer de nosotros un pueblo de esperanza. Te pedimos por todos los que se esfuerzan con optimismo, trabajando por todo lo bueno, y también, por cada uno de nosotros para que venzamos el pesimismo y desaliento.

8.      Jesús Nazareno, Señor y Rey nuestro, enséñanos a compartir las cargas de nuestros hermanos. Ven a reinar en nuestras familias. Danos fortaleza para transformar nuestro mundo, empezando por nuestra casa, con el poder de tu Evangelio.

Señor Jesús que tu reinado crezca entre nosotros como un reino de justicia, amor y paz, que la luz de tu verdad nos ilumine a todos y que tu amor servicial esté vivo en todos nosotros. Tu que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

(Añada las oraciones que vienen a su corazón con la escucha de la Palabra).

Oración final para todos los días del mes. (Ver columna derecha de esta página).

Conclusión

Por intercesión de María, nos bendiga Dios Todopoderoso, Ì Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.




MES DE MARÍA - DÍA 1º DE DICIEMBRE



MARÍA: MADRE DE ESPERANZA.


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Saludamos a nuestro Dios: En el nombre  del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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Presentación de la Palabra de DiosVer al Señor que desciende es una hermosa imagen. Consideramos que el Señor volverá del mismo modo que se elevó desde este mundo. Por eso, repetimos imágenes maravillosas y que nos ayudan a ver que el Señor nunca nos abandonará. En este tiempo de Adviento, esperamos no solamente la venida de Jesús hecho hombre y nacido de mujer, sino también su retorno triunfante, glorioso, y resucitado.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 21, 25-28. 34-36

Jesús dijo a sus discípulos: “Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, los pueblos serán presa de la angustia ante el rugido del mar y la violencia de las olas. Los hombres desfallecerán de miedo ante la expectativa de lo que sobrevendrá al mundo, porque los astros se conmoverán. Entonces se verá al Hijo del hombre venir sobre una nube, lleno de poder y de gloria. Cuando comience a suceder esto, tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está por llegarles la liberación. Tengan cuidado de no dejarse aturdir por los excesos, la embriaguez y las preocupaciones de la vida, para que ese día no caiga de improviso sobre ustedes como una trampa, porque sobrevendrá a todos los hombres en toda la tierra. Estén prevenidos y oren incesantemente, para quedar a salvo de todo lo que ha de ocurrir. Así podrán comparecer seguros ante el Hijo del hombre”.

Palabra del Señor.
Reflexión:

EL SEÑOR VIENE

¡El Señor viene! En realidad, desde la vivencia de la fe y de la confianza en Él, bien podemos afirmar que el Señor está siempre viniendo, está en medio de nosotros, caminando a nuestro lado por las sendas de la historia que nos toca transitar, y en estos tiempos tan complicadas y azarosas.

El Adviento nos ayuda a caer en la cuenta de esta verdad. Y nos predispone para intensificar nuestros encuentros personales con el Señor Jesucristo en la oración más intensa y en la más atenta escucha de su Palabra y de su paso entre nosotros. Siempre nos acecha el peligro de la distracción, sea por las razonables preocupaciones de la vida, sea por los reclamos seductores del consumo, sea por circunstancias personales de difícil manejo… Este tiempo particularmente santo, ante sala de la gran celebración de la Natividad del Señor, es una fuerte llamada a estar alerta. Porque el Señor viene, quiere venir a mi vida, a ofrecerme un plan, a encender mi esperanza, a despertar todas mis capacidades para el bien y el amor.

Él viene a sacarme de la plácida rutina, de la inconsciencia del compromiso débil, del melancólico paso del tiempo que me hace ser espectador indiferente de las grandes luchas y sueños de la humanidad.


Él viene sobre todo a recordarme la más importante de las citas: el encuentro definitivo con Él, ese que fijará mi destino eterno a su lado, y que ahora me exige vivir en vela y sin distracciones estériles, construyendo con su fuerza, y por su mismo Espíritu, ese futuro que desembocará en la Vida-sin-fin.

Oremos

1.     Padre del cielo que envías a tu Hijo Jesús al mundo, para colmar nuestras esperanzas, y ofrecernos un futuro mejor y eterno, aumenta nuestra fe y nuestro amor por ti y los hermanos. ROGUEMOS AL SEÑOR…

2.     Por las comunidades de la Iglesia y por cada uno de nosotros, sus miembros, para que, con nuestro compromiso por la justicia y el amor, difundamos el evangelio. ROGUEMOS AL SEÑOR…

3.     Por la gente sin esperanza, por los que sufren el hambre o la guerra, para que nosotros reavivemos su confianza, trabajando con ellos en la construcción de un mundo mejor. ROGUEMOS AL SEÑOR…

4.     Por todos nuestros hermanos cristianos, para que no escondan el Evangelio, sino que proclamen abiertamente su mensaje de esperanza con el compromiso de su propia vida. ROGUEMOS AL SEÑOR…

5.     Señor Dios nuestro, tú nos amas y por eso esperas que practiquemos tu bondad y tu justicia. Que Jesús permanezca con nosotros para que tus anhelos y los nuestros se hagan realidad. ROGUEMOS AL SEÑOR…


(Añada las oraciones que vienen a su corazón con la escucha de la Palabra).


Oración final para todos los días del mes. (Ver columna derecha de esta página).

Conclusión

Nos bendiga Dios Todopoderoso,  Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.