MES DE MARÍA - DÍA 12


MARÍA, PRIMERA BENDECIDA


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Saludamos a nuestro Dios: En el nombre ✜ del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Oración inicial para todos los días del mes (Ver columna derecha de esta página).

Presentación de la Palabra de Dios: La bendición de Dios, darla y esperarla es parte de nuestro camino de fe. Profundizarla en la escuela que es la comunidad eclesial, es el llamado de hoy.

Texto bíblicoEvangelio de N.S.J.C. según san Lucas 1, 42-45

“Entonces Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó a grandes voces:
Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre.
Pero ¿cómo es posible que la madre de mi Señor venga a visitarme?
Porque en cuanto oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno.
¡Dichosa tú que has creído! Porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá”.


ReflexiónIsabel, estalla en alabanzas. El Espíritu conduce al corazón humano a dar gloria a Dios, e Isabel llama “benditos” a Jesús y a María. María es la “bendita de Dios” que lleva al “bendito de Dios”, y por eso es llamada madre del Señor y creyente.

Bendita es el nombre que se le da a las mujeres famosas del Antiguo Testamento, ya que ante un peligro colaboran con su acción en la liberación de su pueblo. En el Nuevo Testamento hay varias bendiciones, de hecho a María se le dice: “Dichosa tú que has creído”.

Esta bendición reconoce en María a una mujer especial, escogida por Dios para colaborar en la salvación definitiva de los hombres en el nuevo Israel. Es bendecida y se hace bendición para los demás.

Jesús bendice, y su predicación es una invitación a entrar en la vida del Reino, ejemplo de ello son la Bienaventuranzas (Cfr. Mt 5, 1-12).

Así, si “María es la primera mujer servidora y la primera discípula del Evangelio, es justo que sobre ella se pronuncie la primera bendición del Nuevo Testamento, por su fe en las cosas y en la palabra que el Señor le ha dicho”.

Oremos

Bendigamos al Señor por María, por su fe y su entrega, por la que nos regala a su Hijo y nos muestra que el camino del cristiano es la ofrenda de sí mismo. Roguemos al Señor para que nos dé la gracia de asumir este camino.

Bendigamos al Señor por las personas que se donan en sus servicios, por nuestros padres y por los servidores y servidoras en nuestro barrio. Por los que desde su fe, apoyados en ella, nos muestran un estilo de vida de entrega.

Encomendemos a los pobres, a los que sufren, a los que sin saberlo entregan su vida en el sufrimiento, para que en la acción y la palabra de la Iglesia puedan encontrar caminos de mayor dignidad.

Padre Celestial, Dios nuestro, no sabemos la hora en que Jesús vendrá, pero estamos seguros de que tu amor no fallará. Guárdanos vigilando en esperanza con la firmeza de María nuestra madre,  y ayúdanos a servir a los hermanos, para que tú nos recibas un día en tu casa eterna.

(Añada las oraciones que vienen a su corazón con la escucha de la Palabra).

Oración final para todos los días del mes. (Ver columna derecha de esta página).

Conclusión

Nos bendiga Dios Todopoderoso,  Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.